martes, 4 de agosto de 2009

IV.- Misterios de Gloria

Resurrección del Señor

Soneto

Y la muerte, jamás lo ha corrompido,
De la cruz a la tumba El ha dormido,
Pasa el sábado y dice, resucito,
Lo despierta su Espíritu bendito.

Natural en su cuerpo eterna brilla
La vida en plenitud y sin mancilla,
Gloriosa inmensidad de amor divino.

Dios y Hombre por siempre en El unido
Y es verdad, cuando el alma lo ha creído,
Dichosos los que creen sin haber visto
Lo dice y lo repite y cumple Cristo.

¡Oh milagro, la cosa más sencilla!
No es el tiempo tropiezo del camino,
Ni morir para siempre nuestro sino.


Ascension del Señor

Soneto

Cristo asciende a la Gloria y su existencia
Es la misma de Dios y su presencia,
Más allá de su muerte y su tragedia
Es verdad que es divina la comedia.

Dios se hace realidad cuando remedia
La duda y el temor que nos acedia,
Todo lo puede en El nuestra impotencia
La fe, Cristo en nosotros, la conciencia.

Jesús asciende al cielo victorioso
Porque el Padre con El lo necesita,
Compartiendo su amor, gloria bendita.

Ve la tierra ser mina y un gran pozo
Y el poder junto al todo poderoso,
¡Ved tanta plenitud, que El nos invita!


Venida del Espíritu Consolador

Soneto

Espíritu de amor, tanta presencia,
La que llena el vacío de tanta ausencia.
¡Que consuelo más grande que el amor
Y Jesús, prometió el Consolador!

Pentecostés aclara la existencia
De la historia de Cristo en la conciencia,
Lenguas de fuego y viento en esplendor
El Santo Espíritu del Redentor.

La divina Palabra es luz de guerra,
Y encendido en el fuego de su voz
Es fuego del amor sobre la tierra.

Es ardiente inquietud de Cristo en pos,
No hay prisión ni cadenas, nada encierra
El poder del Espíritu de Dios.


Asunción de Maria

Soneto

Ascendiendo a los cielos no es más bella
Porque siempre lo fue, de Dios doncella.
Soñó la Voz de Dios, lo que soñaba
Despertó a la verdad, El le llamaba.

Los Ángeles de Dios en cada estrella
Como el Sol, la admiraron cual destella,
Su familia del cielo la extrañaba,
Cuanto tiempo, el Eterno la esperaba.

No es secreto Jesús en lo que dice;
Dolores no se olvidan si merecen,
Siete espadas de luz, gloria florecen.

Ser feliz como ayer ¿con quién lo hice?
¡Triunfamos Madre!, el cielo nos bendice,
Nosotros, desde aquí a quienes padecen.


Coronación de María la Virgen Madre.

Soneto

Nombra a su Hijo el Rey y a ti la Reina
El Padre, que gobierna eterno el Reino.
Hija, Madre y Esposa por su genio
Tú mereces reinar, más por su venia.

Para una eternidad ¿Qué es un Milenio?
A las Bodas divinas ven y reina.
Torna en gloria tu gracia y tal te peina,
Compasivo, sabiendo así es tu ingenio.

De estrellas y de rosas, coronada
Reina, Madre y Señora bien nombrada,
¡Entero el Universo, está admirado!

Eternamente Dios así te ha amado,
Divinamente siempre, bien amada,
¡Por Ángeles, por hombres proclamada!

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